Lento pero fiable frente a rápido pero menos fiable
Los productores y procesadores han confiado tradicionalmente en las pruebas microbianas basadas en cultivos para ayudar a evaluar si los entornos de producción son higiénicos. Aunque estos métodos pueden ser fiables, especialmente si los umbrales de actuación se ajustan con el tiempo mediante una mejora continua, también son lentos y retrospectivos. La llegada de la medición del ATP permitió a los fabricantes salvar parcialmente la distancia entre fiabilidad y rapidez. Además, les permitió tomar medidas mejor enfocadas mediante una limpieza selectiva. Con los resultados disponibles casi en tiempo real, se pueden tomar medidas (→relimpieza) antes del uso de la superficie o de su posterior desinfección. Aunque la medición del ATP se convirtió en un método bien establecido para supervisar la limpieza, no puede utilizarse como sustituto de las pruebas microbiológicas. La razón de ser de la supervisión del ATP es diferente, ya que ofrece una gestión proactiva y específica de la limpieza, basada en la suposición de que es probable que las zonas con altos niveles de ATP también alberguen microorganismos. Como la mayoría de las empresas también toman muestras para pruebas microbiológicas, a menudo descubren que esta suposición no siempre es exacta. El resultado de los instrumentos de control del ATP depende no sólo de la naturaleza del suelo, sino también de la presencia de detergentes o desinfectantes. Algunos de los productos químicos utilizados habitualmente, como los compuestos de amonio cuaternario, pueden provocar el aumento o el apagado de la señal de ATP, lo que puede llevar a una considerable sobreestimación o subestimación del nivel de suelo orgánico.